Líbano
Hezbolá en Líbano: entre la ocupación israelí y la crisis interna

Líbano, bajo ocupación y ataques israelíes, atraviesa días difíciles a la sombra de un alto el fuego disfuncional. Como resultado de la ofensiva israelí lanzada en octubre de 2024, más de 2.000 civiles perdieron la vida y cientos de miles se vieron obligados a abandonar sus hogares. La destrucción causada por los bombardeos israelíes ha alimentado problemas previos que azotaban el país desde hace tiempo, como la profunda crisis económica o el bloqueo político e institucional.

La agresión israelí en Líbano ha provocado consecuencias inciertas para Hezbolá, la principal fuerza militar del país que ha intentado poner freno a Israel. Tras los constantes ataques por parte de Israel, el más mediático el de los buscas que causó la muerte de 37 personas (entre ellas varios menores) el estado actual de sus filas y su capacidad militar es una incerteza. 

Pese al acuerdo de alto el fuego alcanzado en noviembre del año pasado con la mediación de Francia y Estados Unidos, las agresiones israelíes sobre Líbano no han cesado

A lo largo de los últimos meses, Israel ha descabezado además, la cúpula del grupo, con el asesinato de decenas de comandantes y su figura más significativa, Hasan Nasralá, líder de la comunidad chií del país y símbolo de la resistencia contra Israel en toda la región.

Pese al acuerdo de alto el fuego alcanzado en noviembre del año pasado con la mediación de Francia y Estados Unidos, las agresiones israelíes no han cesado, y han dejado el pacto de tregua en un mero “trámite”. Israel no se ha retirado por completo de algunos puntos del sur del país y ha continuado con las agresiones tanto en las zonas cercanas a su frontera como en la capital del país. Se han producido más de 2.700 violaciones del alto el fuego que han provocado 190 muertos y medio millar de personas heridas, según el ministro de Información libanés.

Los efectos del paso del Ejército israelí por el país siguen siendo muy visibles, con cerca del 10% de las infraestructuras del Líbano dañadas por los bombardeos y una necesidad de 11.000 millones de dólares para reconstruir el territorio.

¿Es posible el desarme de Hezbolá?

En declaraciones a El Salto, el analista político libanés Anis Germany denuncia que los mecanismos para asegurar el alto el fuego no funcionan, y crean un espacio de impunidad para con las fuerzas israelíes. “El mecanismo originalmente previsto para supervisar el acuerdo del alto el fuego entre Líbano e Israel, supervisado por Francia y Estados Unidos, ha demostrado ser poco más que una fachada. Solo sirve para legitimar las acciones militares descontroladas de Israel en suelo libanés”, asegura.

La presión de actores internacionales para estabilizar Líbano y lograr, de esta manera, un acuerdo de tregua que alivie el bloqueo parlamentario mediante la elección de un presidente no ha conseguido sofocar la incertidumbre en la que está sumida el país. “La intervención extranjera en el país ha alcanzado su nivel más alto desde la guerra civil [1975-1991]. Aun así no vemos sus efectos”, explica Germany. “No se han implementado reformas económicas urgentes. Las reformas del sector bancario, impulsadas principalmente por Estados Unidos, parecen centrarse más en supervisar los canales de financiación de Hezbolá que en resolver las causas fundamentales del colapso financiero de 2019, que provocó pérdidas de 70.000 millones de dólares en el país”, añade

Una de las primeras medidas en las que se ha enfocado el nuevo presidente libanés, Joseph Aoun, es la titánica tarea de desarmar a Hezbolá, un partido político con presencia parlamentaria, cuyo brazo militar tiene más poder que el propio ejército del país. Aoun ha advertido que antes de final de año, todas las armas del grupo deben estar bajo control estatal. La medida no solo ha provocado el rechazo de Hezbolá; también plantea la duda de la falta de seguridad a la que expondría el país, con unas fuerzas armadas debilitadas por la crisis económica. 

Abdel Halim Falallah: “Países occidentales, especialmente Estados Unidos, intentan lograr políticamente lo que Israel no logró en la guerra”

Para Hezbolá, la idea de su desarme sería una victoria para las aspiraciones de Israel en el país. “Países occidentales, especialmente Estados Unidos, intentan lograr políticamente lo que Israel no logró en la guerra. Durante la invasión, Israel no logró establecerse en toda la zona sur y ahora quieren conseguirlo con otros medios”, asegura Abdel Halim Falallah, director del Consultation Center for Studies and Documentation (CCSD), vinculado a Hezbolá.

Su desarme, además, podría alterar la frágil convivencia entre las diferentes confesiones del país, ya que la gran mayoría de población chií percibe a Hezbolá no solo como una fuerza de resistencia contra las agresiones israelíes, también como un referente ideológico que les brinda protección ante la disfuncionalidad del Estado.

Según Fadlallah, Líbano está profundamente dividido en esta cuestión: por un lado, los que apoyan “la resistencia” —tal y como se autodenomina Hezbolá en alusión a la alianza de fuerzas regionales— contra la agresión israelí; y por el otro, los que rechazan el papel de la resistencia y piden la diplomacia para enfrentar la agresión de Israel.

La historia de estos “dos polos” se remonta a mucho antes. De hecho, según Germany, la sociedad libanesa nunca ha llegado a un consenso sobre si el sionismo es un enemigo nacional desde 1948. Por otro lado, según el analista libanés, las estrategias pasadas de Hezbolá también jugaron un papel en la profunda división entre los bandos que surgió durante la última guerra. “En el apogeo de su poder, Hezbolá tuvo la oportunidad de liderar un cambio político y económico muy necesario, pero en lugar de ello optó por mantener el statu quo incluso mientras la sociedad se fragmentaba”.

Líbano: los desechos de guerra, una “bomba de efecto retardado para el medio ambiente”

Inés Gil

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Líbano Líbano: los desechos de guerra, una “bomba de efecto retardado para el medio ambiente”

Inés Gil

Varios millones de toneladas de escombros de demolición siguen amontonados en zonas bombardeadas por el ejército israelí.

El paradigma cambiante de Hezbolá

A pesar del golpe contra sus fuerzas y su capacidad militar mermada, el grupo está lejos de desintegrarse, señala Germany. “No podemos olvidar que Hezbolá nació como un movimiento contra la invasión israelí. Mientras esa amenaza persista, también lo hará la resistencia, ya opere bajo el nombre de Hezbolá o adopte otra forma; ya luche con armamento avanzado o con palos y piedras”, describe el analista.

El ejemplo más claro de esta resiliencia se vivió el pasado 26 de enero, apunta Germany, cuando el ejército israelí disparó contra los libaneses que regresaban a sus hogares en el sur del país, lo que ocasionó la matanza de una veintena de civiles. “Ese día, miles de sureños desarmados recuperaron sus aldeas y obligaron a las fuerzas de ocupación israelíes a retirarse del Líbano, con excepción de cinco lugares en los que permanecen”, explica.

Anis Germany: “Una nueva fase del conflicto entre Israel y los pueblos de la región está comenzando a tomar forma, aunque cómo se desarrollará esta nueva situación aún es incierto”

“Una nueva fase del conflicto entre Israel y los pueblos de la región está comenzando a tomar forma, aunque cómo se desarrollará esta nueva situación aún es incierto”, asegura Germany, tras constatar que Hezbolá “prefiere mantener un perfil bajo” por el momento, sin dar más detalles sobre el motivo de su conducta; sin saber si se trata de la debilidad de sus filas o d una reorganización en la sombra.

¿Qué futuro le espera?

“Por encima de todo, la prioridad de Hezbolá es mantener al Líbano fuera de cualquier tipo de hegemonía y tutela política estadounidense”, asegura Fadlallah. Según él, el grupo militante tiene cuatro prioridades: “La primera prioridad es proteger el derecho a resistir la agresión israelí, la ocupación sionista y cualquier nuevo intento de ocupar tierras libanesas. Luego, apoyar un plan multifacético para reconstruir la zona destruida por la guerra con ciudades, pueblos, hogares”, describe. “La tercera prioridad para Hezbolá es implementar el Acuerdo de Taif, firmado en 1989 entre el pueblo libanés y representantes de partidos o grupos para poner fin a la guerra civil de aquel entonces, y que es un documento nacional. Y por último queremos reestructurar las instituciones gubernamentales”.

Es difícil predecir cuántas de estas prioridades se harán realidad para Hezbolá, porque los problemas que enfrenta Líbano tienen diversas dimensiones. Germany sostiene que las cuestiones locales, regionales e internacionales que rodean al país deben evaluarse simultáneamente.

Con el cambio de régimen en Siria y la oleada de migrantes procedentes de este país, Líbano también tiene una nueva agenda

“Líbano necesita urgentemente reformas económicas integrales, en marcado contraste con la estrategia miope del gobierno actual de atraer el turismo del Golfo durante los meses de verano. Igualmente cruciales son las reformas bancarias y una inversión pública sustancial en bienestar social, ambas esenciales para detener el creciente empobrecimiento de la sociedad y la constante disminución de la población debido a la emigración masiva”, asegura.

Paralelamente, el país debe insistir en eliminar totalmente la presencia israelí en su territorio, asegura Germany. “Esto incluye asegurar su retirada total, detener las agresiones cotidianas, asegurar la liberación de todos los rehenes libaneses, reiniciar la reconstrucción en las zonas afectadas y desarrollar una cooperación significativa entre el Ejército libanés, que necesita urgentemente entrenamiento y rearme exhaustivos, y Hezbolá, que debe ser reconocido como una fuerza paramilitar complementaria en el contexto de la defensa nacional”.

El eco de Siria

En el ámbito regional, Líbano también tiene una nueva agenda: con el cambio de régimen en Siria, Hezbolá ha sufrido un golpe en su cadena de suministros, lo que ha dificultado la comunicación con sus aliados regionales. A ello se le añade una creciente inestabilidad en Siria, que ha provocado en las últimas semanas una oleada de migrantes hacia Líbano, principalmente de la minoría alauí —a la que pertenecía el depuesto Bashar Asad— que huye de los ataques sectarios en la costa. 

“Líbano también debe tomar precauciones activas ante el surgimiento de la nueva dictadura salafista en Siria. La naturaleza ideológica y violenta de este régimen representa una amenaza directa para el tejido político pluralista del Líbano. Existe un peligro real de que Jolani (nombre de guerra de Sharaa) intensifique la violencia regional, especialmente tras una posible retirada estadounidense del este de Siria”, concluye Germany.